miércoles, 14 de abril de 2010

Ni en Pandora...


El ataque de los vampiros es un prodigio de eficacia, sigilo y precisión quirúrgica. A pesar su sutileza, puede causar estragos entre sus víctimas. La cantidad de sangre consumida por un vampiro rara vez daña al animal afectado, aunque suela acudir cada noche a alimentarse de la misma víctima y de la misma herida. Pero a veces varios vampiros hacen cola para chupar la sangre de la misma víctima y pueden causar anemia, debilidad e incluso la muerte. Si un vampiro pasa 48 horas sin sangre muere de inanición. Esta vulnerabilidad ha propiciado una alta socialización (viven en colonias de cientos o miles de individuos en árboles huecos, cuevas, edificios, etc.) y la aparición de conductas cooperativas: los animales saciados regurgitan parte de la sangre que han acumulado para que se alimenten los que no han podido conseguirlo por sus propios medios. Los individuos egoístas son rechazados por sus congéneres.

Los vampiros actúan en las horas más oscuras de la noche y prefieren a los animales domésticos, que tienen el sueño más profundo que los salvajes. Prefieren el ganado bovino, pero también equino y porcino. En raras ocasiones han atacado a los seres humanos. Aún no se sabe muy bien cómo localizan a sus víctimas: poseen buen oído y olfato y gran capacidad de aprendizaje y comunicación social. En cualquier caso, estos buenos voladores pronto encuentran a sus víctimas (no suelen tardar más de tres horas).

Los vampiros se posan cerca de sus víctimas y se arrastran hasta ellas con sorprendente agilidad. Poseen sensores de calor en el hocico que indican qué zonas son más ricas en vasos sanguíneos superficiales, como los lóbulos de las orejas, zona inguinal, etc.

Los vampiros poseen cuatro incisivos muy afilados que producen una pequeña herida indolora, similar a la de un bisturí. Sus paletas triangulares tienen la función de cortar un trozo de piel para que la lengua lama la sangre.Las personas mordidas por vampiros nunca han notado nada. Ello se debe a las sustancias anestésicas de la saliva del vampiro. También secretan sustancias anticoagulantes, que permiten que de una pequeña herida fluyan hasta 25 ml de sangre en 30 minutos. Los vampiros necesitan extraer un gran volumen de sangre para alimentarse: ¡hasta un 60% de su peso corporal! Luego no pueden volar y se arrastran hasta un lugar seguro para digerir la sangre.