martes, 21 de diciembre de 2010

En 1854, el gobierno estadounidense realizó una oferta a tierra indias, a lo que el jefe indio contestó:

"¿Cómo puedes comprar o vender el cielo?

No somos dueños de la frescura del aire o del centelleo sobre el agua.
Entonces, ¿cómo nos lo podeis comprar?
Cada parte de la Tierra es sagrada para mi pueblo.
Sagrada en su memoria y experiencia.
Sabemos que el hombre blanco no comprende nuestras maneras.
Es un extraño que llega de la noche y toma de la Tierra todo lo que necesita.
La Tierra no es su amiga sino su enemiga.
Y cuando la ha conquistado, sigue adelante.
Secuestra la Tierra a sus hijos.
Su apetito devorará la Tierra y detrás dejará un desierto.
Si las bestias se extinguieran moriríamos de una enorme soledad del espiritu.
Pues todo lo que le ocurre a la Tierra, le ocurre a los hijos de la Tierra."